martes, 28 de enero de 2014

A Galvarino

Llegar a Cerro Navia con la misma sensación incomoda en la que hace dos horas atrás llegaste a San Miguel, intentando arreglar tanto y tanto mal entendido. Las calles son eternas y oscuras, más que otras veces. Tan solitarios, y tanta distancia. Quizas Galvarino debiera detener su auto, mas de alguna vez ha pensado en detener su vida. Hoy ha cambiado el papel con sus hijos, quienes lo sostuvieron, y acurrucaron como a un niño. "Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos"... Fueron sus ojos los ke no rekonociste, fueron sus silencios mas ke sus palabras las ke llevas komo ekos. Todo parece akumulado durante tantos años, ke ya saben eskonder muy bien sus rabias, y eso, sabes, es algo ke de tí heredaron. No te enorgullece, es tan injusto, tan deshonesto, algo ke solo tu kreaste. Te arrepientes de tantas kosas, Galvarino, ke lo uniko ke logras es llenar mas de renkores e intrigas baratas, y estas en un silencio eterno e inkomodo.... Necesitan ke hables, necesitan ke llores, necesitan ke rekonoskas alguna vez tus errores y sedas, pedir perdón nunka es algo indigno, menos kuando se trata de tus hijos......

miércoles, 8 de enero de 2014

cotidiano

Ves a esos gringos entusiasmados sacando fotos junto a los murales; gringos con pintas de hippies andinos, bastante extraña, y piensas que quizás ésta podría ser la favela de la comuna,  esa que crece a nuestro  alrededor, pero aquí, a parte de los murales y nuevos paraderos de transantiago, nada nuevo hay,en nada se invierte.... Y hasta no importa, si algo has aprendido es salir adelante sin pedir migajas; ver a veces a un político en campaña, y una que otra pintura comunista por ahí, pero todo se mueve aquí por organización social y drogas. Tontos gringos no entienden nada.